La Barrica de la Oca

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martes, 3 de junio de 2008

Molinaseca

El origen de Molinaseca está estrechamente relacionado con el Camino jacobeo. La población ya existía a finales del siglo XI, pues en 1097 Vita Pelayz y sus hijos donan a San Pedro de Montes varias viñas en Campo, pueblo aledaño, una de las cuales se encuentra en el camino de Campo a Molinaseca; y además "duas terras in Molina Secca" que tienen en un pago que se llama Viniola. Ésta es la primera referencia documental, pero seguramente el origen de la villa hay que retrasarla a los primeros años del siglo XI cuando el Camino de Santiago comienza a adquirir un prestigio, que lo inundará de peregrinos hacia Compostela. Desde 1097 no tenemos más referencias hasta 1134, pero en la de este último año se la denomina "villa" , y se nombran viviendo en Molinaseca artesanos como Villelmo Zapatero, Pedro Mercatán; y cuenta ya con " concilio" o concejo, lo que quiere decir que ya estaba organizaba la vida administrativa de la villa.
Será a partir del siglo XII cuando la villa experimente un acelerado desarrollo económico y urbanístico, como lo demuestran las numerosas alusiones al Camino de Santiago; las menciones a actividades económicas que realizan en la villa los monasterios de Carrizo, Sandoval, Montes y Sobrado; la existencia de varios molinos, un horno de tejas, etc. El crecimiento urbano lo deducimos de las frecuentes ventas de solares y casas; pero sobre todo por la existencia de aquellos tres elementos que caracterizan las villas jacobeas bercianas: el puente, las iglesias y los hospitales. Tampoco podían faltar las alusiones a nuevos pobladores, que vienen de distintas partes de la Península e incluso de más allá de los Pirineos, como deducimos de algunos antropónimos de vecinos de Molina, como Petro Petri de Castrocalvón, Spaniol, Giraldus Gros, etc., o las referencias explícitas a francos (María Franca, Martinus Franco, Dominicus Franco) e incluso un "vico francorum", o barrio de francos.
Sin duda alguna, el puente sobre el río Miruelo, que el Camino necesariamente ha de atravesar para proseguir en dirección a Ponferrada, fue un factor decisivo en el nacimiento y en el desarrollo de Molinaseca, como ocurre con Ponferrada, Cacabelos y Villafranca. El puente es un claro elemento jacobeo, y no es casualidad que ya en la primera mención del mismo, en el año 1166, aparezcan con él los otros dos elementos que caracterizan la villa: el Camino de Santiago y los molinos. El 2 de julio del mencionado año, un tal Melendo Johannis, con su mujer (María Grayel) y sus hijos (Pedro, Azenda y María) donan (la mitad) y venden (la otra mitad) una heredad a San Pedro de Montes, que está "in villa que vocitant Molina secca", y que se compone de "unum molinum et unum solum". Dicha heredad se delimita por una parte “strata que discurrit ad sanclum Jacobum", y por la otra "del Spaniol" (nombre característico, como ya dijimos, de gentes ultrapireanicas asentadas en la villa). Más adelante, el documento precisa ("illo molino, qui esl circa pontem") que el molino está cerca del puente.
A dicho puente se refiere también otra escritura de junio de 1198, por la que el monasterio gallego de Sobrado adquiere una viña, que está "in uilla que uocitant Molina sicca et iacet iuxta pontem". Desde entonces son numerosos los documentos que hablan del puente, como uno de 1202 en que Iohannes Uilelmiz vende a Sobrado una "plaza quam habeo in Sicca Mulina, iusta pontem in capite pontis", al lado del puente y en la cabeza o comienzo del puente; plaza que tiene por términos, "de una parte dom Ramiro et de domna Stephanina, de alía parte Marina Uilelmiz". Nueva referencia al Camino, pues continúa diciendo que de allí sale al Camino de Santiago: "exiit in caminum Sancti Iacobi". El Camino y el puente los recuerda también otra escritura de 1212, por la que María Ramírez vende a Juan de Spania una era y un pedregal que "iacet ultra ponte et est terminato, de una parte, per terminos Sancte Marie Villefrance”57, “et per terminos de Superado et per camino francisco, et quomodo diuiditur usque riuulo Maiori, et per ipsa ponte”. El río Miruelo se lo conoce frecuentemente como el río Mayor, que se forma de los arroyos Grande y Pequeño, como ya hemos dicho.
El origen del puente puede ser romano, como afirman algunos autores, pues en la parte próxima a la población, la fábrica presenta tres bóvedas más antiguas que sus compañeras, hoy embotadas en el conjunto del puente. Éste sufrió varias ampliaciones y restauraciones en el curso de su historia, en parte como consecuencia de las variaciones del lecho del río. Una de éstas se llevó a cabo en el siglo XVIII; otra fue realizada en 1980 por la Dirección General de Arquitectura, con proyecto de José C. Velasco. El puente es de sillería con siete bóvedas de luces que van de los 4,20 a los 8 metros; las tres primeras por la margen derecha pertenecen, como hemos dicho, a un puente más antiguo y están semienterradas por lo que sus arcos de medio punto parecen escarzanos; el resto son más modernas, de medio cañón y peraltadas, aunque hoy también modificadas. El ancho del puente varía de 2,6 metros en su lado Este hasta casi 4 metros en la bajada hacia la calle Real. Posee pretiles hechos de mortero y el pavimento es de cantos rodados.
Molinaseca debe su nombre, probablemente, a la existencia sobre el río Miruelo de varios molinos. De hecho, su nombre es un derivado de "molinum", en la forma plural neutra "molina", por ser no uno sino varios los molinos que existieron en la villa, como vamos a ver; y del adjetivo " siccum " , con el significado de "molinos secos". Es posible que lo de los molinos secos se explique porque, al estar construidos sobre el curso del río, las modificaciones de éste los dejaba temporalmente en seco. Por eso, más tarde hubo de construirse acequias y nuevos molinos en ellas, para que movieran sus rodeznos. Según Javier García, "Seca", como otros topónimos leoneses (la Seca, Canseco) podría no derivar del adjetivo latino mencionado, sino de la raíz hidronímica SE(I)G o SEGH, con el significado de molinos del río, explicación que parece también muy plausible.
Los molinos estaban construidos sobre el río y sobre una presa, como la que todavía discurre paralela por su orilla izquierda. Las fuentes, lo hemos dicho, documentan varios molinos en la villa.

En torno al puente, la iglesia y el Camino de Santiago se va creando toda la trama urbana, que en gran parte aún se conserva. La calle Real, que va de este ( donde está el puente) a oeste (hasta un crucero), nuclea la villa, con sus casas de piedra y sus palacios. Perpendiculares a ella hay varias pequeñas calles, estrechas y recoletas que se dirigen hacia el norte, por donde corre el río y hacia el sur, hacia la montaña. A un lado de la villa se situaba en el siglo XIII el barrio franco, en el sector oeste, en la margen izquierda del río, cerca de la iglesia de San Nicolás, pues una escritura de 1227, por la que el monasterio de Carracedo afora una plaza en Molinaseca, se dice que está situada "per viam qua vadit sancti Nicolai, et exiit in vico francorum”; es decir, por el camino que va a San Nicolás y sale al barrio de los francos. La presencia del elemento franco, tan importante en las villas jacobeas, la reflejan en Molinaseca además algunos nombres como los de María Franca, Martinus Franco, Dominicus Franco, que salpican la documentación. También en ese siglo aparecen algunos judíos y gallegos.

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